En lo que va del siglo XX, Peñarol es el único equipo de nuestro fútbol que logró dos quinquenios como Campeón Uruguayo. El primero quedó grabado con la obtención en forma consecutiva del máximo título, entre los años 1958 y 1962. El segundo pasó a la historia recientemente con la conquista del mismo lauro entre 1993 y 1997.
Primero sorprende Spencer
y después asombra Joya. Peñarol se transforma...
Pedro Cubilla recuerda hoy
del Peñarol de 1960 que "tuvimos la suerte de asistir a la formación
de un excelente plantel que después logró grandes cosas.
Hubo aspectos que fueron fundamentales, como los aciertos en la conducción
y en la elección de los futbolistas, sobre todo los que llegaron
del exterior como Spencer y Linazza, este último de gran rendimiento
a pesar de no ser un excelente jugador. También estaban surgiendo
los jóvenes como Rocha. Había tantos futbolistas y tan buenos
que muchas veces jugábamos en la reserva porque no teníamos
lugar.
Retrotrayéndose en
el tiempo, Alberto Spencer vuelve sus recuerdos hacia el Peñarol
del 61: "cuando llegué a Uruguay se estaba por jugar la final del
59 que se terminó jugando en los primeros días de marzo del
60. Ese fué mi debut oficial, en un clásico a estadio lleno.
Me impresionó mucho pues en mi país nunca había visto
una fiesta así. Aquello fue el despegue, porque al año siguiente,
para el 61, ya vinieron el "Pepe" Sasía y Joya, entonces no sólo
salimos campeones uruguayos de nuevo, sino que también de América
y del Mundo. Creo que los dos quinquenios significaron mucho para Peñarol,
este último
por el entorno que se formó debido a los tres puntos perdidos frente
a Rampla Jrs., a los clásicos ganados de forma muy especial, de
atrás y en sólo quince días y luego las finales contra
Defensor en 72 horas. Todo eso brindó una fuerza anímica
y una unidad muy grandes. Yo no fui porque no tengo por costumbre hacerlo,
pero estoy enterado de todo. Lo escucho y sufro mucho más. No es
lo mismo que estar jugando".
Con la garrocha del cincuenta,
un salto hacia los sesenta...
1958 Luis Maidana tiene sobrados
derechos para referirse al Peñarol de 1958 pasando por encima de
la alusión puntual y exclusiva de aquel conjunto porque "los únicos
que jugamos los cinco años en que salimos campeones consecutivos
logrando el primer quinquenio fuimos el "Tito" Gonçalves y yo. El
llegó de Salto en el 58 y yo ya estaba desde el 54 y jugué
hasta el 65. Todavía no habían llegado las figuras del exterior
que después desequilibraron como Spencer, Joya y Linazza. Antes
era diferente, siempre se definía con Nacional porque las diferencias
con los demás equipos eran muy
1959 Oscar Omar Míguez rememora que "en realidad yo participé poco en el primer quinquenio porque en setiembre del 58 tuve una lesión grave de rodilla que me tuvo seis meses ausente de las canchas. Ya de ahí en adelante jugué poco, alternaba hasta que me fui para Perú. Pero en aquel momento se empezó a formar uno de los equipos más ganadores que ví en mi vida". Entonces confiesa que "este segundo quinquenio lo viví de una manera muy especial porque tengo dos nietas que son terribles "manyas", Analía de once años y Cecilia que recién cumplió los quince. Tienen las camisetas que les regaló Antonio Pacheco, se las ponen y van al estadio. Yo no fui, me quedé en casa con mi señora, los ví por el cable. La última vez que fui fue el 3 a 2 contra Defensor con el tercer gol de Biscayzacú, soy muy cabalista y dejé de ir. Sufrí mucho, quería que ganaran. Quiero agradecerle a todos esta alegría inmensa que nos brindaron, también a los que no están como Navarro y Fossati y un gran abrazo a esa hinchada fabulosa que llenó el estadio, no es común que la hinchada de un solo equipo llene el Centenario." El mejor de todos: 16
partidos ganados, 1 perdido, 1 empatado; ¡91,7% de efectividad!
Edgardo González,
pilar del Peñarol del 62, recuerda hoy en Colonia, que "llegué
a Peñarol en el 61. Esos dos últimos campeonatos de aquel
quinquenio se ganaron bien, siempre estábamos arriba. Para mí,
que venía de Liverpool fue una locura. Además yo era hincha.
En mi primer año en Peñarol toqué el cielo con las
manos, fuimos campeones uruguayos, de América y del Mundo y después
lo remachamos con el quinquenio. Cuando lo ganamos,la gente salió
enloquecida a festejar por 18 de julio, nosotros lo hicimos entre nosotros,
íntimamente porque volvimos a la concentración de Los Aromos,
nos dejaron libres al otro día. En aquellos momentos era muy común,
se jugaban muchos partidos, estábamos siempre concentrados. Este
quinquenio lo viví desde aquí, no fui en todo el año
a Montevideo y no vi
ningún partido. Estoy muy casero y me da pereza, aunque me hubiese
gustado estar con los jugadores, técnicos y dirigentes, saludarlos
y abrazarlos, disfrutar con ellos después de tanto sufrimiento.
Porque escuchando por la radio sufro mucho, como cualquier peñarolense.
Me imagino lo que habrá sido la hinchada, aún recuerdo lo
que era estar dentro de la cancha y mirar para las tribunas".
De la mano de ellos... Por más que recién
haya sido presidente aurinegro más acá en el tiempo, tras
la muerte del Cr. Gastón Güelfi, sería injusto refererise
a la conducción institucional de aquel Peñarol de la época
del primer quinquenio sin mencionar la incidencia que tuvo la gestión
de Washington Cataldi en la faz dirigente. El
entonces delegado del club en la AUF fue el artífice de la acción
política que permitió la habilitación de Carlos Abel
Linazza y Alberto Pedro Spencer para jugar en marzo de 1960 la final del
Uruguayo de 1959.
Precursor-
Hugo Bagnulo
Hugo Bagnulo se constituyó
en el conductor que moldeó el conjunto que obtuvo los dos títulos
iniciales del primer quinquenio, tras conformar un elenco con jugadores
maduros como Maidana, el brasileño Milton Alves Da Silva (Salvador)
y Hohberg, que retornó en el 58 tras un breve pasaje por el fútbol
europeo, con jóvenes como RobertoGarcía, Alberto Hein, Néstor
Goncalves, Oscar Leitch, Walter Aguerre y Luis Cubilla, al que justamente
Bagnulo ascendió de la quinta división a la tercera.
La reencarnación
de los sesenta en los noventa...
AQUELLA FINAL... De todas formas, Pedro Cubilla no deja de lado lo que ha sido su extensa trayectoria, no sólo como jugador sino también como técnico --junto a su hermano Luis estuvo entre otros clubes en Olimpia de Paraguay, en Nacional, como también en la selección celeste, en donde ocupó el cargo de técnico alterno; al campeón paraguayo lo dirigió cuando ganó la Copa Intercontinental en 1979-- y entonces hace un repaso algo más analítico, conviniendo que "después de estar dos veces en Peñarol y otras tantas en Nacional uno pierde eso de ser hincha; por eso este quinquenio lo viví más de afuera que aquél de la década del sesenta, a pesar de que ahora fui a los clásicos, al partido Nacional-Defensor y a las finales. Creo que Peñarol fue un merecido campeón porque los aurinegros cuentan con el mejor plantel del medio. Peñarol tiene jugadores que son muy importantes aunque no trascienden al público y a la prensa. Es el caso de José Enrique De Los Santos, por ejemplo, que para mí es un baluarte, un jugador humilde y que siempre deja todo. Peñarol se ha caracterizado por tener ese tipo de jugador siempre. En aquel quinquenio y en éste. Spencer se ve en... De Lima Desde su sitial de verdadera
leyenda viviente de la rica historia de los aurinegros, Alberto Spencer,
confiesa que como hincha de Peñarol "me gusta Juan Carlos De Lima
porque veo que aprovecha bien el juego aéreo, que yo tengo claro
que era uno de mis fuertes".
El "Cotorra" se siente revivir con el "Pato" Oscar Míguez revela
al hablar del quinquenio de los noventa que "yo, de los jugadores actuales
de Peñarol, me siento identificado con Carlos Aguilera porque es
un inventor; a mí me gustaba inventar y para eso me quedaba practicando
después de los entrenamientos. A veces me salía y a veces
no. El "Pato" no tiene la pelota y está pensando, es de esos jugadores
que aparecen muy de vez en cuando. Es como Bengoechea, es indiscutible,
son futbolistas con categoría que influyen en el plantel. Son los
espejos que siempre se necesitan, pues los jóvenes, a pesar de sus
condiciones, necesitan mirarse en alguien con más experiencia. Yo
lo viví en carne propia, jugué con Obdulio Varela, con Máspoli
y con Vidal: ellos eran mis ídolos y los tuve a mi lado, pude aprender
de ellos".
Las
comparaciones son odiosas, pero tientan. Por eso, más allá
de que el del 62 fue indiscutiblemente el mejor de todos, tal como lo refleja
su efectividad del 91,7%, resulta inevitable formar la selección
de los diez Peñarol de los dos quinquenios. Es sólo una fantasía,
quizá irreverente. Pero repasando un montón de nombres ilustres
de la rica historia aurinegra, igual se hace realidad a los ojos de la
imaginación de los "manyas" que sueñan con nuevos ciclos
de gloria como el que gozan actualmente.
1993 Héctor Tuja se ha
caracterizado por integrar equipos que salen campeones; lo había
conseguido con Defensor Sporting, con Central Español y con River
Plate. Peñarol en el comienzo del ciclo, en el 93, no fue la excepción,
entonces: "llegué a mediados del 93 y me quedé hasta fines
del 94, por lo tanto estuve presente en los dos primeros campeonatos.
En el año 1994 por primera vez el Campeonato Uruguayo dejó de jugarse a dos ruedas y se disputaron los Torneos Apertura y Clausura. Ambos fueron ganados por Peñarol pero debido a que en el Apertura le quitaron cuatro puntos por resolución del Tribunal de Penas, el título quedó en manos de Defensor Sporting. Por lo tanto hubo que disputar, también por primera vez, una serie final para definir al campeón uruguayo. Los dos primeros encuentros finalizaron empatados en el mismo marcador, 1 a 1, por lo que fue necesario un tercer partido. Fue ganado por Peñarol 2 a 0 y de esa forma los aurinegros se quedaron, al igual que en el año anterior, con el campeonato uruguayo. Ese año tuvo la peculiaridad que fue el único, en este segundo quinquenio, en el que se contó con un jugador extranjero, el argentino Carlos Odriozzola. Gregorio suma, Fossati cambia de mano pero Peñarol sigue el mismo rumbo Tres, cuatro... a contar
y ¡soñar!
1995 Durante el Torneo Apertura los aurinegros perdieron sólo un encuentro, precisamente frente a Nacional. Aunque fue el equipo que logró más puntos, como le quitaron dos por un fallo del año anterior, debió disputar una final ante Liverpool. Peñarol venció por 2 a 0. En el Torneo Clausura los dos grandes igualaron en la primera posición, por lo que debieron disputar una final. La misma terminó empatada en dos goles y en definición por penales se impusieron los tricolores. Eso obligó a definir el Campeonato Uruguayo al mejor de tres encuentros, lo que posibilitó varias fiestas de fútbol a estadio lleno. El primer partido fue ganado por Peñarol 1 a 0, mientras que Nacional venció el segundo por 2 a 1. La finalísima la obtuvieron los aurinegros por 3 a 1, logrando así el tercer campeonato consecutivo. Se estaba gestando el quinquenio.
1996 El Peñarol del 96
fue diferente a los otros. Otro Peñarol. Pero igualmente campeón.
Se había ido Gregorio Pérez. Vino Jorge Fossati. Un técnico
de la casa, sin duda. Pero con un fútbol diferente. De carrileros.
De toque. No fue fácil, entonces. Peñarol salió campeón
del Torneo Apertura. Pero no logró repetir en el Clausura. Es más:
a determinada altura se desentendió de ese torneo y se dedicó
a prepararse para las finales. En ellas debió enfrentarse al tradicional
rival, que se había quedado con el segundo torneo del año.
No hubo necesidad de jugar tres partidos, los aurinegros ganaron el primero
1 a 0 y les alcanzó con igualar 1 a 1 en el segundo. El cuarto campeonato
consecutivo ya estaba en
Antes le decían
así, ahora le llaman ¡quinquenio!
El año 1997 se inició
con la ilusión del quinquenio. Después de la obtención
de cuatro campeonatos consecutivos, los parciales aurinegros no hablaban
de otro tema. Pero las cosas no fueron fáciles para los dirigidos
por Gregorio Pérez.
Es un campeón duro
de pelar:
Entre los dos períodos
en que los aurinegros lograron los quinquenios debieron disputar seis finales
por el Uruguayo y en todas ellas lograron imponerse. La primera fue en
1959 ante Nacional ganando los carboneros por dos goles a cero, la segunda
al siguiente año los enfrentó con Cerro en aquel recordado
partido donde después de una exitosa gestión de su delegado,
Washington Cataldi que logró la autorización para que Alberto
Spencer, Carlos Linazza y Guillermo Pedra pudieran jugar el partido definitorio
sin haber participado durante todo el año 60, allí los aurinegros
se impusieron por tres a uno.
Historias íntimas
que cimentaron el segundo quinquenio
Damiani dijo sí, Gregorio no Ocurrió con el Peñarol del 94 y tal vez sea la anécdota más simbólica de la forma cómo ganaron los aurinegros el segundo quinquenio de su historia: en aquella temporada, quizá como consecuencia de que al principio de la misma el equipo fue a jugar a Japón y no pudo hacer el acondicionamiento físico básico de costumbre, Peñarol estaba haciendo un mal Torneo Apertura, por lo que, al quedar seis puntos atrás de Nacional luego de haber perdido en forma consecutiva ante Wanderers y Rampla Jrs., el Cr. Damiani le planteó a Gregorio Pérez en la habitual reunión de directiva de los lunes que lo mejor era desatender la disputa de ese campeonato y empezar a preparar el equipo para jugarse enteros al Torneo Clausura. El técnico dijo que no, que todavía creía en sus jugadores y Peñarol, de atrás, salió campeón del Apertura. De Lima, casi de casualidad Tomando en cuenta el tiempo que actuó y los goles que hizo --además de la enorme gravitación de los mismos-- Juan Carlos De Lima convirtió un tanto cada 66 minutos. O sea que metió más de uno por partido. Un promedio importantísimo. Lo que nadie sabe es que, cuando el floridense estaba en condición de libre y hasta el propio futbolista pensaba en su retiro, Jorge Seré se acordó de su ex compañero de Nacional y recomendó su contratación en el que fue el primer cuadro de De Lima en el profesionalismo: Liverpool. Menos conocido es, todavía, que cuando los negriazules llamaron a la casa del atacante para intentar contratarlo, el goleador ya había salido para la sede aurinegra a poner la firma... Los goles parecían como caídos del cielo Cuando avanzaba el último
Torneo Clausura y Peñarol parecía alejarse de la posibilidad
de conquistar el Uruguayo del 97 un componente del grupo aurinegro fue
a consultar a "una señora" para saber si podía ser posible
contar con alguna "ayudita". Lo hace cualquiera en otros órdenes
de la vida. Fue ahí que la especialista le respondió al consultante
que "todavía no han llegado a lo peor", pero le aseguró que
finalmente los aurinegros obtendrían lo que se proponían.
A partir de ahí Peñarol perdió un partido más,
pero después empezó a mejorar y ganar... por eso hay quienes
conocen la intimidad del grupo que dicen que cuando De Lima le hizo el
providencial gol a Cerro, hubo jugadores que elevaban los brazos al cielo,
más que en son de festejo, como agradecimiento porque la profecía
se cumplía.
Entre Gregorio Pérez
y Jorge Fossati...
La hinchada tira centros
y los jugadores meten goles...
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